27 marzo 2011

Las flores de primavera, no todas son iguales

Primula vulgaris
Una de las plantas más bellas, conocidas y que podemos encontrar en estas fechas es la flor de primavera, las prímulas, también llamadas flores de San José. En jardinería existen múltiples variedades, de diferentes y variados colores y tamaños. Esta es la época adecuada para observarlas y aprender más de ellas.

En Gaztelumendi y al menos hasta ahora he identificado dos especies diferentes y naturales de prímulas; vamos a ver una sencilla clave para poder distinguirlas.

Quizás la más conocida y abundante es la Prímula vulgaris, también llamada en latín Primula acaulis, con esas hojas verdes que crecen a ras de suelo en forma de roseta, y de la que nacen las conocidas flores en grupo, pero aisladas, de ese color amarillo pálido aunque algo más fuerte en el centro de la flor. Crece en zonas fuertemente antropizadas, en laderas y taludes de gran pendiente, y además prefiere las zonas sombreadas.
Primula elatior

La segunda especie de "primavera" es la Primula  elatior, también llamada hierba de San Pedro o de San Pablo. Es muy fácil distinguirla de la anterior primavera. Las hojas también crecen en forma de roseta, y las flores también son de ese amarillo pálido, pero en esta especie las flores crecen agrupadas en una inflorescencia, crecen no solitarias como en la especie anterior, y sobre todo se distingue porque la inflorescencia cuelga de un tallo floral de unos 30 cm. que desaparece en la Primula vulgaris.

Detalle de la flor de Primula elatior
El hábitat de la "elatior" es también algo diferente al de la vulgaris: si bien también le gusta la sombra, para ver la Primula elatior, deberemos salir del pueblo, subir a la montaña, buscar taludes pedregosos, sombríos, de orientación norte, y encontraremos auténticas alfombras de  esta especie.

Existe una tercera especie de primavera, la Primula veris, que se distingue de las dos anteriores, porque las flores son algo más pequeñas, y además de un color amarillo intenso en toda la corola; en esta especie la inflorescencia también cuelga de un tallo floral. No he visto esta especie por Gaztelumendi, aunque tampoco descarto encontrarla algún día y celebrarlo saltando y brincando de esa alegría contagiosa que provocan estas flores cuando sin prisa y con respeto nos acercamos a observarlas.

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