12 abril 2010

El caracol de Quimper

Este peculiar caracol de nombre latino Elona quimperiana recibe el nombre de Quimper, porque la primera vez que se describió fue un ejemplar de la zona de Quimper en la Bretaña francesa. Es una especie muy vulnerable, en claro peligro de extinción, con un status de protección del Convenio de Berna, .... que debería estar presente en el Catálogo Vasco de especies amenazadas, y en cambio es lamentablemente ignorado en este país. ¿Por qué será......? ¿Quién es el responsable de semejante dejadez?

Este ejemplar fue fotografiado en la cueva de Txispiri de Gaztelu el 01.04.2010. Es un caracol terrestre, de concha aplastada, delgada, lisa y brillante. La coloración más abundante es el marrón y este ejemplar azulado es realmente extraordinario. Las conchas de los ejemplares juveniles tienen unos pelos visibles, cortos y caedizos. Los caracoles tienen una vida media de 4 a 5 años.

Este molusco herbíboro, coprófago y detritívoro, exclusivo de zonas de clima oceánico y atlántico, vive en bosques de frondosas, zonas húmedas y ocasionalmente en cuevas.


Su área de distribución mundial viene indicada en el plano inferior, y es muy pequeña y localizada, con tendencia general de la especie a disminuir en todo el rango. Su principal amenaza es la desaparición de sus hábitats naturales, la deforestación, la ganadería y la abusiva reforestación con pino americano y eucalipto.

No existen estudios de su población, distribución o de los requerimientos ecológicos de esta especie. Los dineros públicos parecen orientarse a las megainfraestructuras, y olvidan a un "insignificante" gasterópodo, que por lo visto no sirve para ser cocinado.


Se alimenta sobre todo de hongos y setas y puede vivir hasta los 1.600 metros de altitud. La Xunta de Galicia lo considera como una especie en peligro de extinción y aboga por promocionar la protección de su hábitat, estudios de su biología y demografía.

Es muy difícil ver este caracol, sus densidades de población son siempre pequeñas.... pero si alguna vez te lo encuentras, obsérvalo, disfrútalo, pero déjalo vivir en paz. Estamos ante uno de los tesoros que guarda con mimo el macizo de Gaztelumendi, una especie única a punto de extinguirse, pero........ todavía hay esperanza.

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